Río Salado: glifosato y otros agroquímicos en agua y peces
Los estudios se realizaron en dos márgenes del río Salado sobre muestras de agua, sedimentos y peces.
El informe preliminar elaborado por investigadores del Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL brindó especificaciones en torno al estado del agua, sedimentos y tejidos de los especímenes recolectados. El estudio fue elaborado a pedido de la Procuración General de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, y busca determinar las causas que provocaron la mortandad de peces que se registraron en el río Salado durante noviembre y diciembre de 2020.
La toma de las muestras se realizaron en dos puntos del margen del río Salado, el primero ubicado en “Los Molinos” y el segundo a la altura del puente de la ruta 70 de Esperanza. En ambos puntos se obtuvieron muestras de sedimento, agua y tejidos de peces. Se seleccionaron al azar ejemplares de sábalos con comportamientos de natación erráticos y respiración prolongada en la superficie del agua (moribundos).
El presente trabajo es la primera evidencia contundente de contaminación en toda una cuenca por prácticas agrícolas del país, asociadas con el control químico de plagas en el ámbito agronómico.
Los resultados de los análisis fisicoquímicos, bacteriológicos y de metales del agua indicaron que los valores de Ph obtenidos se encuentran dentro de los parámetros ambientales normales para la protección de la vida acuática para agua dulce. Los niveles de oxígeno en agua fueron muy bajos y por debajo de lo límites aceptables tanto para las especies de la zona como para uso recreativo. Las mayores temperaturas se asocian a la disminución de la solubilidad del oxígeno disuelto y esto explica en parte las bajas concentraciones de oxígeno disuelto en ambos puntos. Se recomienda interpretar con cautela dichos resultados debido a que las muestras de agua fueron tomadas luego de precipitaciones mayores a 58 mm durante la tarde y noche del día anterior, con temperatura de 22-25°C y humedad del 83%.
En ambos puntos se encuentra una sinergia entre contaminantes de origen inorgánico y orgánico. Se registraron altos niveles de coliformes (bacterias) que superan los valores aceptables de calidad de aguas para provisión de agua de bebida humana, para posterior tratamiento convencional.
Las concentraciones de coliformes fecales en ambos puntos excede el límite aceptado por la Organización Panamericana de la Salud para aguas de uso recreacional. La contaminación de tipo bacteriológico se produce por los desechos humanos y animales principalmente, ya que los agentes patógenos se encuentran en las heces, orina y sangre, causantes de muchas enfermedades y epidemias. Los metales y metaloide analizados no obtuvieron valores por encima de los límites de detección.
En los sitios analizados los investigadores hallaron en agua glifosato y de AMPA (o ácido aminometilfosfónico, su metabolito o producto de degradación mayoritario) y en sedimentos registraron valores para glifosato y AMPA, respectivamente.
El mismo grupo de investigación cuantificó en estos canales de desagüe atrazina y 2,4-D. Las concentraciones determinadas fueron inferiores a los niveles guía de calidad de agua para la protección de la biota acuática, con excepción de las concentraciones de glifosato halladas en agua, que fueron mayores a los niveles guía de calidad de agua de riego.
Es importante resaltar que una de la especie más afectada en las mortandades masivas del río Salado suele ser el sábalo. En las muestras de agua del río Salado recolectada durante el evento de mortandad masiva ocurrido en noviembre-diciembre de 2020. Las muestras de sedimentos recolectadas en las márgenes del mencionado río en los mismos puntos, se obtuvieron valores detectables del herbicida glifosato.
Los valores hallados se encuentran en relación de magnitud con los registrados por diversos investigadores en otras cuencas agrícolas argentinas.
El presente trabajo es la primera evidencia contundente de contaminación en toda una cuenca por prácticas agrícolas del país, asociadas con el control químico de plagas en el ámbito agronómico. Los sedimentos del fondo, fueron los principales sumideros de ambos compuestos (glifosato y AMPA) en los sitios de muestreo investigados ya que los altos caudales y capacidad de dilución del curso principal del río Paraná, atenúa las entradas tributarias (Ronco y col. 2016).
En cuanto a los analitos analizados en los tejidos de los peces recolectados se detectaron en ambos puntos residuos de plaguicidas. En branquias e hígado de los sábalos en el Sitio 1 se encontró el herbicida 2,4-D y el insecticida organofosforado clorpirifos. En el Sitio 2 hubo solo clorpirifos.
El herbicida 2,4-D junto con el glifosato y la atrazina son los agroquímicos más empleado en el país. Se utiliza principalmente en la fase previa a la siembra de soja y maíz transgénicos. Además, el 2,4-D por su efectos tóxicos y genotóxicos en peces, se puede clasificar como una sustancia muy nociva para los organismos acuáticos siguiendo los criterios de clasificación propuestos por las directivas de Naciones Unidas. El 2,4-D se puede considerar como un compuesto que puede causar efectos perjudiciales duraderos para la vida acuática (en especial para peces), de acuerdo con las categorías de evaluación de riesgo de peligro de las directivas de la Unión Europea.
Se detectó la presencia en branquias e hígado de la especie estudiada, residuos de un potente y letal insecticida organfosforado (OP). El clorpirifos es el insecticida OP neurotóxico de amplio espectro más utilizado en Argentina
Por último, se detectó la presencia en branquias e hígado de la especie estudiada, residuos de un potente y letal insecticida organfosforado (OP). El clorpirifos es el insecticida OP neurotóxico de amplio espectro más utilizado en Argentina – principalmente en cultivos de soja, maíz, trigo y girasol – para controlar plagas de insectos donde actúa inhibiendo la acetilcolinesterasa y causando la muerte por colapso del sistema nervioso.
De los peces moribundos observados el 80% de los especímenes juveniles y adultos de sábalo, y 20 % restante de juveniles y adultos de moncholo, se detectaron movimientos de natación erráticos (convulsivos, torsión eje-axial, aletargamiento y espasmos posteriores) y respiración prolongada en la superficie sobre la margen del río.
En los ejemplares de sábalo eviscerados, se observó agrandamiento de la vesícula biliar, distensión intestinal sin alimento, hígado amarillento, mientras que externamente se detectó pupila dilatada, hemorragia epidérmica y falta de mucus.
Al ser un compuesto hidrofóbico la persistencia del clorpirifós en sedimentos de sistemas hídricos como ríos y lagos es muy común y hace décadas que se conoce que es el causante de muertes masivas de fauna acuática en especial de peces a muy bajas concencentraciones (ppb) (Abdel-Halim y col 2006). En peces neotropicales se han hallado lesiones en branquias, hígado, riñón y encéfalo a concentraciones sub-letales de clorpirifos de 0.011 ug/L y a 0.0011 ug/L niveles más bajos de explosión respiratoria (conocido también como estallido o explosión oxidativa que se caracteriza por un aumento muy violento en la demanda de oxígeno y en el consumo de energía a nivel celular) (Holguín Céspedes y col.2019).
Recientemente y debido a la presencia desmesurada del agrotóxicos clorpirifos en el agua que pone en peligro la vida de las especies acuáticas, el ambiente y las personas se propuso un nuevo límite en aguas superficiales para la protección de la Biota Acuática de la Provincia de Buenos Aires de 0.0007 ug/L (Alvarez y col. 2019).
Los valores de residuos de clorpirifos registrados (30-80 ug/kg) en los peces recolectados durante la mortandad 2020 en el Río Salado, están en relación con los rangos hallados en peces de una de las cuencas más afectadas por la contaminación agropecuaria del país como lo es el Río Pergamino (zona núcleo de producción agroindustrial), en donde se detecta la presencia de plaguicidas en ocho de cada diez peces.
FUENTE: Aire de Santa Fe