Pelosi llegó a Taiwán en una visita que elevó la tensión entre EEUU y China
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, llegó este martes a Taiwán, en una visita que elevó la tensión entre la Casa Blanca y China, que ve la isla como propia y prometió “acciones militares selectivas” como represalia.
El avión que trasladó a Pelosi y su delegación desde Malasia aterrizó en Taiwán, en el marco de su gira por Asia, en un hecho que fue calificado como “extremadamente peligroso” por el gigante asiático en su primera reacción.
Las imágenes de la televisión mostraron a la legisladora, de 82 años, a su llegada al aeropuerto Songshan, donde fue recibida por el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu.
La visita muestra el “apoyo incondicional” de Estados Unidos a la isla, aunque “no contradice” la política de Washington hacia China, dijo un comunicado del gabinete de Pelosi, que pertenece al Partido Demócrata del presidente Joe Biden y es la segunda en la línea de sucesión presidencial.
La cancillería china insistió en que Estados Unidos “pagará el precio” por esta visita
El viaje estuvo afuera de su itinerario público hasta último momento, lo que generó incertidumbre sobre si realmente se iba a concretar y puso en alerta a los Ejércitos chino y taiwanés, que incrementaron su preparación de combate a lo largo de la jornada.
Taiwán señaló 21 incursiones chinas en su Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ), un área más vasta que el espacio aéreo de un país que en el caso de Taiwán se sobrepone parcialmente al de China.
China, que considera a Taiwán como una provincia rebelde, anunció poco antes que sus aviones caza habían cruzado el estrecho de Taiwán y prometió “acciones militares selectivas” de represalia.
En tanto, varios barcos de guerra estadounidenses surcaron las aguas de la región, incluyendo portaaviones con unidades de combate F-35 de última generación.
El Pentágono afirmó que esa presencia militar no está relacionada con el traslado de Pelosi, en lo que es la primera visita de un titular de la Cámara de Representantes en 25 años, en un viaje que se produce en un momento ríspido de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Horas antes del aterrizaje, la cancillería china insistió en que Estados Unidos “pagará el precio” por esta visita.
China considera a Taiwán como parte de su territorio y el viaje de Pelosi a la isla es visto como una provocación del gobierno de Biden, quien la semana pasada fue advertido por su par chino, Xi Jinping, de que Estados Unidos “juega con fuego”.
“Estados Unidos cargará con la responsabilidad y pagará el precio por socavar la soberanía y la seguridad de China”, dijo a la prensa en Beijing una vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying.
Horas después, el vicecanciller chino, Xie Feng, anunció que el embajador estadounidense en Beijing, Nicholas Burns, había sido convocado “urgentemente” por el caso, al que calificó de “grave provocación” y de “violación del principio de una única China”, según la prensa oficial china.
El gobierno chino recibió el respaldo de Rusia e Irán.
Moscú acusó a Estados Unidos de “desestabilizar el mundo” y de provocar conflictos, luego de haber responsabilizado a Washington de su decisión de invadir a Ucrania por intentar incorporarla a la OTAN.
“Washington desestabiliza el mundo; ni un solo conflicto resuelto en las últimas décadas, sino varios provocados”, dijo Maria Zajarova, vocera de la cancillería rusa, en la aplicación de mensajería Telegram, según la agencia de noticias AFP.
En tanto, Teherán “considera el respeto por la integridad territorial de los países como uno de los cimientos de su política exterior y apoya la política de una única China; el marco es inequívoco”, afirmó el vocero de la cancillería iraní, Naser Kanani, en conferencia de prensa.
Sin embargo, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que Pelosi “tiene derecho” de realizar la visita y acusó a China de “provocaciones”.
“No hay motivo para que Beijing convierta una posible visita, congruente con la política estadounidense de hace tiempo, en un tipo de crisis”, añadió.
Kirby citó informes de inteligencia de que China prepararía “posibles provocaciones militares” que podrían incluir el disparo de misiles al Estrecho de Taiwán o incursiones a “gran escala” en el espacio aéreo taiwanés.
El Ministerio de Defensa de Taiwán aseguró que el territorio está “decidido, capaz y confiado” en que podrá proteger a la isla de las crecientes amenazas de China.
“Estamos preparando meticulosamente varios planes y las tropas adecuadas serán desplegadas para responder, respetando las reglas de respuesta en situaciones de emergencia, a las amenazas del enemigo”, dijo el Ministerio taiwanés en un comunicado.
Kirby recordó que Pelosi viajaba en un avión militar y que si bien Washington no temía un ataque directo, sí “eleva los riesgos de un error de cálculo”.
Asimismo, reiteró que la política estadounidense no varió con respecto a Taiwán.
Ello implica apoyo al gobierno autónomo taiwanés al tiempo que reconoce a China por encima de Taiwán y se opone a una declaración formal de independencia de parte de Taiwán o una toma forzosa de parte de China.
El lunes, el embajador chino en la ONU, Zhang Hun, calificó la visita de Pelosi como “muy peligrosa, muy provocadora”, en declaraciones a periodistas.
“Si Estados Unidos insiste en hacer la visita (a Taiwán), China tomará medidas firmes y fuertes para salvaguardar nuestra soberanía e integridad territorial”, afirmó.
El Ejército chino difundió el lunes en Internet un video de tono marcial que muestra a soldados gritando que están listos para luchar, combatientes despegando, paracaidistas saltando de un avión o una lluvia de misiles que destruyen varios objetivos.
Previo a su llegada a Taiwán, Pelosi se entrevistó en Kuala Lumpur, la capital de Malasia, con el presidente de la Cámara de Representantes y con el primer ministro, informó la agencia de noticias estatal Bernama.
Después de Singapur, Malasia y ahora Taiwán, el itinerario de la segunda en la línea de sucesión presidencial estadounidense incluye escalas en Corea del Sur y Japón.