La gestión en el Banco Central se despide tratando de enmendar errores que cuestan millones: ¿qué pasó?
La multiplicidad de tipos de cambio que existen en la Argentina lleva al propio Banco Central a tener que corregir un error tras otro, cada uno de los cuales le cuestan millones de pesos a los contribuyentes.
Ahora, el BCRA debió dar marcha atrás con un sistema parecido a un “seguro de cambio” para las empresas, cuyo efecto terminó siendo generar otra bola de deuda, que se suma a los 23 billones en Leliqs.
Es que la autoridad monetaria le permitía a exportadoras comprar unas letras especiales atadas al dólar oficial, lo que les posibilitaba cubrise de una eventual devaluación, sin correr riesgo alguno.
El presidente del BCRA, Miguel Pesce, había logrado quitarle presión a los dólares libres dándole a las exportadoras, principalmente petroleras, una especie de “seguro de cambio” a partir de una norma del miércoles pasado (“A” 7892) que les permitía a petroleras, pymes y empresas de consumo, entre otros, acceder a LEDIV (Letras Internas del Banco Central de la República Argentina en dólares liquidables en pesos por el tipo de cambio oficial).
A través de esta operatoria, las exportadoras podían ingresar 50% de los pagos del exterior vía contado con liqui a $840, y la otra mitad al dólar oficial, pero podían comprar LEDIV a precio de dólar oficial ($360), en lo que representaba una especie de bono atado al dólar oficial.
De esta forma, ante una devaluación, las empresas se aseguraban estar cubiertas, sin el costo que tiene cubrirse con dólar futuro.
Por supuesto, los operadores detectaron rápidamente este negocio para las empresas, lo cual hizo que las LEDIV pasaran de un volumen de $2.800 millones el 7 de noviembre a más de US$ 5.000 millones.
A través de la Comunicación “A” 7897, el Banco Central dio marcha atrás y restringió la cantidad de empresas que pueden aprovechar ese “seguro”.
Dispuso que ahora sólo podrán acceder a estas Letras los bancos que tienen depósitos dollar linked, petroleras que hayan aumentado su producción y las pymes importadoras.
Escrito por José Calero
NA – Buenos Aires, Argentina