Independiente empató con el Decano y fue silbado
l empate, casi en la agonía del partido, no fue suficiente para apagar el incendio. El público despidió a Independiente con una silbatina estruendosa. El conjunto de Avellaneda no dio la talla. A pesar de la arremetida final, jugó mal y no aprobó el examen ante un Atlético Tucumán que aún no ganó en lo que va del torneo. Y se le complicó mucho la clasificación a los playoffs.
El Rojo no tuvo ideas ni juego en el primer tiempo. Atacó a los empujones y defendió siempre mano a mano ante un rival que esperó agazapado para salir rápido de contragolpe tras cada recuperación. El local tuvo poca marca en el medio: Marcone quedó muy solo en la función de recuperar, por lo que al equipo se lo notó partido. Más allá del ímpetu y la actitud para correr y cubrir espacios, Ruiz, Mancuello y Luna no son volantes que encuentren en la marca su fortaleza. No se distinguen por su capacidad de recuperación. Por eso al capitán le faltó acompañamiento a la hora de contener, tuvo poco auxilio y eso dejó en evidencia que el planteo inicial no funcionó, algo que ya le había pasado a Tevez en la dura derrota sufrida contra Riestra (0-1) en la fecha anterior.
Las conexiones no aparecieron en los primeros 45 minutos. Las sociedades para construir no afloraron. Y a los dirigidos por Carlitos les faltó elaboración. Por eso recurrieron de forma sistemática a los pelotazos y la dupla de ataque, compuesta por Maestro Puch y Ávalos, recibió siempre de espaldas al arco. Los tucumanos fueron pacientes y pegaron en la primera situación de gol clara del partido. Una acción que nació de una pérdida de Marcone, en la que hubo una falla de Isla y que fue capitalizada por Bajamich, quien había iniciado la jugada. Una vez en desventaja, Independiente empujó, pero no tuvo fluidez. Fue un conjunto largo, inconexo, que intentó presionar pero no lo hizo nunca en bloque. Un cabezazo de Fedorco, otro de Ávalos y una acción en la que Costa reclamó un penal que no existió fue lo más claro que generó el dueño de casa.
La movida táctica de Tevez
En el arrranque del complemento, Tevez intentó corregir el déficit estructural y dispuso el ingreso de Saltita González por Ávalos para que Marcone no quede tan solo en el medio y que el conjunto sea más compacto, con menos distancia entre líneas para poder achicar espacios hacia adelante. Tevez agotó los cambios a los 21’ y, con las salidas de Mancuello, de flojo nivel, Ruiz y Luna, se quedó sin gambeteadores. Atlético Tucumán jugó con la desesperación de Independiente, que quedó expuesto por su falta de creatividad. La paciencia se agotó a los 30’, cuando los hinchas estallaron contra los jugadores y dirigentes. Y apenas seis minutos más tarde, el Rojo tuvo la primera clara de la segunda mitad: Isla metió un centro rasante, pero de forma insólita Canelo no llegó a empujar la pelota en la boca del arco. El empate de Isla llegó casi de milagro, luego de una pelota que Maestro Puch bajó en el área cuando estaba en una pierna por una molestia.
El punto no apagó las llamas que se propagaron por las tribunas. El Rojo mostró corazón, pero no juego. Y quedó al borde de una nueva frustración.