Caen las proyecciones sobre el trigo y el Gobierno busca mejorar las expectativas
El Ministerio de Agricultura se mantiene optimista de cara a la nueva campaña de siembra de trigo 2022-2023 gracias a los altos precios internacionales y por la previsión climática de un fenómeno de La Niña débil, a pesar de que desde el sector privado proyectan una disminución de la superficie cultivada y una merma en la producción del cereal.
“El productor tiene toda las herramientas para poder hacer una buena campaña y planificarla. No se le va a cambiar ninguna regla. No va a tener problema”, dijo a Télam el subsecretario de Agricultura, Delfo Buchaillot, buscando dar garantías al sector productivo y mejorar de esta forma la perspectiva de siembra.
Con apenas algunos lotes sembrados en Jujuy y Salta, según seguimientos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, las entidades privadas ligadas del sector comenzaron a dar sus primeras estimaciones de área y cosecha en los últimos días.
La nueva campaña de trigo se dará en un contexto por demás de excepcional por la guerra entre Rusia y Ucrania, dos grandes productores del cereal, que llevaron los precios del commodity a niveles históricamente altos, una situación que también desató fuertes incrementos en los principales insumos agrícolas.
En el congreso A Todo Trigo, que se llevó a cabo este jueves y viernes en la ciudad de Mar del Plata, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) dio su primera proyección de siembra y cosecha, en la que estimó una reducción de 1,5% en la superficie cultivada -equivalente a una merma de 100.000 hectáreas respecto a la temporada previa, mientras que la producción podría caer 8,5%, con un volumen total de 20,5 millones de toneladas, 1,9 millones de toneladas menos respecto que en la campaña 2021-2022.
Una de las principales explicaciones de la baja proyectada se sostiene en la previsión de un menor uso de tecnología, debido al incremento en los precios de los insumos.
Durante la presentación, el jefe del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, Esteban Copati, dijo que “la campaña podría presentar limitaciones en el uso de algunos insumos clave, como fertilizantes, ante una más desfavorable relación insumo/producto, lo que afectaría negativamente los rendimientos”.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que la producción de trigo podría caer 14% hasta las 19 millones de tonelada a partir de una merma en el área por sembrar del 8%, que se ubicaría en torno a 6,35 millones de hectáreas.
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De concretarse estas proyecciones, la producción de la campaña 2022-2023 será 3,1 millones de toneladas menor que la temporada anterior, mientras que la superficie sembrada sería 550.000 hectáreas inferior, producto de bajas reversas hídricas en algunos sectores y el aumento de los costos.
“La primera estimación de intención de siembra de trigo refleja que el productor no quiere dejar de hacer trigo pero que hay limitaciones: la primera es climática y le siguen los problemas de los altos costos y, por consiguiente, la menor fertilización que se plantea hacer”, sostuvo la entidad bursátil rosarina.
Desde el Ministerio de Agricultura, la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) proyectó que la siembra del cereal contará con un panorama climático “alentador” debido a buenas reservas hídricas en el centro del área agrícola.
Dentro de las buenas previsiones también ubicaron el pronóstico de que el fenómeno de la La Niña se desarrolle de manera “muy leve” y que el clima se comporte en un “modo neutro”, favoreciendo la siembra del cereal.
Buchaillot, en diálogo con Télam, dijo que “para la próxima campaña esperamos que el productor mire con optimismo, de acuerdo al informe del ORA, que va a ser runa campaña neutra, con mejor agua en el suelo que el ciclo pasado, lo que quiere decir que si nos acompaña el clima y los precios vuelan, tiene que ser una gran campaña de trigo”.
“Los márgenes brutos son positivos en todas las regiones productoras. Si bien los costos han subido, los arrendamientos, los fertilizantes que lo hicieron en más de un 70% en dólares, el trigo también lo hizo. Después el gasoil y otros insumos no han subido tanto, lo que augura resultados positivos con rindes normales”, agregó el funcionario.
Buchaillot subrayó la apertura de la exportación de 10 millones de toneladas de la campaña por comenzar, de los cuales ya se han anotado Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por aproximadamente 8,3 millones de toneladas, lo cual “asegura precios” para el productor y hace que pueda planificar la campaña sin problemas.
También planteó que desde la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) afirmaron la disponibilidad garantizada de fertilizantes para la primera etapa de la siembra del cultivo y en un 70% de la refertilización.
Es por esto que consideró que “el productor tiene toda las herramientas para poder hacer una buena campaña y planificarla. No se le va a cambiar ninguna regla. No va a tener problema”, al mismo tiempo que remarcó la puesta en marcha de un plan del Gobierno para alcanzar una producción de trigo de 25 millones de toneladas a partir de achicar la brecha productiva entre regiones y productores.
“Hemos detectado más 200% de brechas en distintas zonas y elaboramos el programa para que cuenten con la asistencia de más de 100 ingenieros agrónomos contratados por el Ministerio para que monitoreen a por lo menos 1000 productores por campaña y más de 300.000 hectáreas por año”, concluyó el funcionario.
Desde el sector privado, el presidente de la Asociación Argentina del Trigo (Argentrigo), Miguel Cané, dijo a Télam que “para la próxima campaña hay una gran incertidumbre que en algún punto es lógica y en otra es valor agregado argentino, como las intervenciones y los fideicomisos”.
En ese marco planteó que la suba en los precios de los insumos y otros costos hicieron que “donde en la campaña pasada se hacía una hectárea de trigo, ahora se hace media con la misma plata”.