La investigación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU no encontró ningún vínculo entre los fallecimientos y la aplicación de las vacunas de Pfizer y Moderna
A dos años de declarada la pandemia por coronavirus y a uno de la llegada de las vacunas contra COVID-19, el mundo todavía sigue vacunando con dosis recomendadas y de refuerzo, mientras los gobiernos insisten en que esa es la mejor manera de combatir al SARS-CoV-2 originado en China.
Sin embargo, en la actualidad, millones de personas no se han querido vacunarse por temor a las formulaciones surgidas en tiempo récord y la desconfizanza que ello les produce. Normalmente, el desarrollo de una vacuna lleva 10 años, pero la urgencia que impuso el nuevo coronavirus hizo acelerar el desarrollo y producción de hasta ahora 9 vacunas autorizadas.
En pos de convencer a los más reticentes sobre los beneficios de la vacunación, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos elaboraron un extenso estudio en los Estados Unidos publicado en The Lancet.
La investigación proporcionó información integral sobre los impactos inmediatos de las vacunas de ARNm, lo que sugiere que los efectos secundarios de la vacuna COVID disminuyeron significativamente poco después de la inyección y no provocaron eventos adversos graves.Desde el comienzo de la vacunación, las personas en EEUU pudieron optar por la vacuna que querían recibir (REUTERS/Mike Blake/File Photo)
La investigación indica que de los 298 millones de dosis de vacunas administradas entre diciembre de 2020 y junio de 2021, el 92 % de los eventos adversos no fueron graves y menos del 1 % de los participantes del estudio requirieron atención médica después de la vacunación. La información oficial indica que alrededor de 4.500 personas murieron después de ser vacunadas, en los EEUU, hasta junio de 2021. Pero no se detectaron patrones inusuales en los datos que pudieran sugerir un vínculo con las vacunas en sí.
En el punto álgido de la pandemia, se aprobaron dos vacunas con una innovadora técnica llamada ARNm para uso de emergencia en los EEUU: Pfizer-BioNTech (BNT162b2) y Moderna (mRNA-1723). Las vacunas requerían dos dosis primarias y mostraron buenos perfiles de seguridad en los ensayos clínicos. Los efectos secundarios más comunes de la vacuna COVID fueron dolor en el lugar de la inyección, fatiga y dolores de cabeza.
El autor del estudio, el doctor Tom Shimabukuro afirmó: “Es tranquilizador que las reacciones a ambas vacunas de ARNm sean generalmente leves y disminuyan después de uno o dos días, lo que confirma los informes de los ensayos clínicos y el seguimiento posterior a la autorización”.Las vacunas ARNmensajero se desarrollaron en un tiempo récord (EFE/Rodrigo Sura/Archivo)
“El ritmo rápido al que se administraron las vacunas contra el COVID-19 en condiciones de emergencia, especialmente entre las poblaciones de mayor edad, no tenía precedentes. Debido a su edad, este grupo ya tiene una tasa de mortalidad inicial más alta que la población general y nuestros resultados siguen patrones similares de tasas de mortalidad para las personas de este grupo de edad después de otras vacunas para adultos”, aseguró el doctor David Shay de los CDC.
En los EEUU, las personas pueden informar los efectos secundarios de cualquier vacuna utilizando el Sistema de notificación de eventos adversos de las vacunas (VAERS), que es administrado conjuntamente por los CDC de los EEUU y la Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA). VAERS puede ser utilizado por los residentes de EEUU, sus proveedores de atención médica o los fabricantes de vacunas para enviar cualquier evento experimentado después de una inoculación.
Los informes VAERS se clasifican como no graves, graves o muerte. Además, el sistema v-safe, administrado por los CDC, se creó específicamente para el programa de vacunación contra el COVID y se compone de encuestas a teléfonos inteligentes que se envían todos los días durante la primera semana posterior a la vacunación y a intervalos más prolongados durante los meses siguientes para evaluar los efectos secundarios de la vacuna contra el COVID.FILE PHOTO: Vials with Pfizer-BioNTech and Moderna coronavirus disease (COVID-19) vaccine labels are seen in this illustration picture taken March 19, 2021. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo
La doctora Hannah Rosenblum, de los CDC de EEUU, comentó: “Las vacunas son la herramienta más eficaz para prevenir los resultados graves de la enfermedad de COVID-19 y los beneficios de la inmunización para prevenir enfermedades graves y la muerte favorecen en gran medida a la vacunación. El monitoreo de seguridad de la vacuna COVID-19 es el más sólido en la historia de los EE. UU. y los dos sistemas de vigilancia complementarios utilizados en este estudio deberían reforzar la confianza en que las vacunas de ARNm COVID-19 son seguras”.
El alcance de los efectos secundarios de la vacuna COVID
El estudio de los investigadores examinó los datos autoinformados de VAERS y v-safe disponibles entre diciembre de 2020 y junio de 2021 después de dos dosis de las vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech o Moderna. Durante este tiempo se administraron 235 millones de dosis de vacunas de ARNm: 132 millones de Moderna y 167 millones de Pfizer.
VAERS tuvo más de 340 000 informes de efectos secundarios de la vacuna contra el COVID, con un 92 % registrados como no graves, incluidos dolor de cabeza (20 %), fatiga (17 %), fiebre (16 %) y dolor (15 %). Del 6,6 % de los efectos secundarios registrados como graves, el más frecuente fue la dificultad para respirar (15 %). Del total de eventos adversos, 4500 (1,3 %) fueron muertes, siendo más del 80 % entre personas de 60 años o más.La investigación indica que de los 298 millones de dosis de vacunas administradas entre diciembre de 2020 y junio de 2021, el 92 % de los eventos adversos no fueron graves y menos del 1 % de los participantes del estudio requirieron atención médica después de la vacunación ( EFE/Archivo)
El sistema v-safe incluyó a ocho millones de participantes, 4,6 millones informaron reacciones locales y 3,6 informaron reacciones sistémicas posteriores a la vacunación, que ocurrieron con más frecuencia después de la dosis dos que de la dosis uno. Los efectos secundarios de la vacuna COVID fueron principalmente leves, siendo el más común la fatiga, 34% después de la primera dosis y 56% después de la segunda. El 27 % y el 46 % informaron dolores de cabeza después de la primera y la segunda dosis, respectivamente; el 66 % documentó dolor en el lugar de la inyección después de la primera dosis y el 69 % después de la segunda dosis.
El equipo descubrió que más participantes de v-safe no podían trabajar, realizar actividades diarias o necesitaban atención médica después de la dosis dos que de la dosis uno: 32% en comparación con 12%. Además, menos del 1% informó haber buscado atención médica después de cualquiera de las dosis de la vacuna.
Shimabukuro, autor del estudio de los CDC, dijo: “VAERS y v-safe son herramientas importantes que los CDC pueden usar al evaluar la seguridad de las vacunas y ayudar a identificar eventos inesperados o inusuales. Estos datos confirman que las reacciones a ambas vacunas de ARNm son generalmente leves y desaparecen después de uno o dos días, lo que confirma los informes de los ensayos clínicos y el seguimiento posterior a la autorización”.Estudios señalan que la efectividad de Moderna es del 93 %, la Pfizer/BioNTech es del 91 % y la de Johnson & Johnson es del 71 %. (Foto de archivo. EFE/ Cati Cladera)
Limitaciones del estudio
Los autores señalaron que una limitación de su investigación es que VAERS se basa en informes espontáneos y no es representativo de toda la población, lo que significa que no puede establecer una relación causal entre la vacunación y los eventos adversos. Además, el requisito de acceso a teléfonos inteligentes para usar v-safe excluye a las personas sin estos dispositivos. Además, VAERS y v-safe no pueden distinguir las diferencias de seguridad entre las vacunas de ARNm de Moderna y Pfizer-BioNTech a pesar de que existen tendencias en las reacciones adversas.
Elizabeth Phillips, del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, EEUU, que no participó en el estudio, precisó: “De manera tranquilizadora, los datos de VAERS de seis meses respaldan que, aunque aproximadamente 1 de cada 1000 personas vacunadas puede tener un efecto adverso, pero la mayoría de estos no son graves”
Y concluyó: “Además, no surgieron patrones inusuales en la causa de la muerte o efectos adversos graves entre los informes de VAERS. Para los eventos adversos de especial interés, es tranquilizador que no hubo señales inesperadas además de la miopericarditis y la anafilaxia, que ya se sabe que están asociadas con las vacunas de ARNm”.